En varias secuelas, la historia sobre el asesino sobrehumano Michael Myers, la encarnación del mal supremo, se transformó en una serie poco imaginativa de aburridos actos de violencia lejos de la dramaturgia de tensión inteligente y efectiva del original.
En 2018, el director David Gordon Green cambió la serie sin salida en una nueva dirección y concibió su trabajo, ignorando todos los desarrollos anteriores en la franquicia, como una secuela directa de Carpenter.
“Halloween” no fue de ninguna manera impecable, pero hizo mucho bien para eclipsar las adiciones anteriores.
“Halloween Kills” retoma el hilo y nos lleva de regreso a la noche del asesinato en 2018.
Mientras que la gravemente herida Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), su hija Karen (Judy Greer) y su nieta Allyson (Andi Matichak) van de camino al hospital, Michael, encerrado en el sótano en llamas de la primera, es rescatado por los bomberos a quienes mata en agradecimiento.
El preludio de una sangrienta campaña a través del tranquilo Haddonfield, de la que serán víctimas incluso más personas que en el predecesor.
A esta secuela, para la que el director escribió el guion junto con Danny McBride y Scott Teems, le gustaría pintar un cuadro más grande, ya está probado desde el principio.
Antes de ver a Laurie, Karen y Allyson, así como la resurrección de Michael, la película vuelve su mirada hacia Frank Hawkins (Will Patton), un policía que resultó herido al final de Halloween y que estaba de guardia en el primer asesinato de Michael.
Como un elegante y hábilmente recortado para la emoción, muestra el flashback original en expansión de 1978, ha estado arrastrando una conciencia culpable con él desde esa terrible noche.
“Halloween Kills”, presentado como la segunda parte de una trilogía que terminará el próximo año con “Halloween Ends”, quiere contar una gran epopeya de Haddonfield.
La familia Strode solo aparece al borde de la historia. Más bien, el director David Gordon Green observa las crecientes voces de la población, que se unen en una turba de linchamientos para derrotar a Michael Myers.
El asesino ya no es el monstruo más aterrador que está haciendo travesuras en la ciudad.
Se pone un comentario social sobre la delgada túnica de slasher del original, que en teoría te pone la piel de gallina, pero en la película degenera en un asunto cansado.
Todos los sobresaltos no pueden ocultar el hecho de que Halloween Kills se basa en un guion débil y aparte del fuego mencionado al principio, no tiene interés en contar su historia a través de imágenes. Las posibilidades dramatúrgicamente inquietantes que el predecesor reveló tampoco se utilizan.
La mayor omisión es lidiar con la familia Strode, que resume perfectamente el trauma de Haddonfield en un conflicto generacional, pero que con demasiada frecuencia se apaga en las líneas laterales ingratas.