Santo Domingo, Rep. Dom.- Yanier Díaz es un receptor ya con 23 años de edad cuyo nivel más alto alcanzado es Clase A+ en sus cuatro temporadas desde que firmó por US$25,000 a finales de 2016 con Cleveland y que el Escogido tomó en primera ronda del sorteo pasado.
Díaz, que ha bateado buenos promedios y con poder en cada nivel que ha jugado, está en una plantilla repleta de veteranos, pero 11 días después, compartiendo dugout con Albert Pujols, todavía se pellizca para creer que está en el mismo roster que La Máquina, un héroe desde su niñez cuando crecía en su Azua natal.
Erik González, con seis años en Grandes Ligas y acostumbrado a tener de cerca a figuras, también siente que está ante el “general de más alto rango” que ha tenido cerca. Engel Beltré, con una carrera profesional de 15 años, no desaprovecha el más mínimo momento para “exprimir” a esta fuente de conocimiento.
Pujols no quiere retirarse sin alcanzar los 700 cuadrangulares, aseguran personas de su entorno, y el tiempo que lleva en el país jugando béisbol en noviembre por primera vez en su carrera no ha parado de sorprender a los directivos rojos. Con su disciplina, disponibilidad para colaborar e integración como uno más a un plantel de escaso vuelo en la MLB.
“Son cosas que en realidad uno la sueña, pero, pasó rápido, no pensaba que todavía podía pasar, pero me siento en un sueño que todavía no he despertado, así me siento”, dice Díaz.
“Me tomé una foto con él, conversé con él, me dijo que tranquilo, que él no come gente, que cualquier pregunta o duda que yo tenga no dude en preguntarle, así he hecho, le he preguntado de cualquier cosa, sobre bateo, sobre experiencia y cosas así, me ha ayudado bastante. Siempre está temprano, habla con nosotros, hace su rutina antes del juego, va al cage (caja de bateo), uno lo mira y no se cansa de aprender”, recalca Díaz.
¿Temprano? El lunes en la mañana, menos de 15 horas después de terminar su partido de debut que definió ante el Licey con una rola a tercera, Pujols jugó en la liga paralela (un circuito para jugadores de la reserva y que sirve para ajustar a los veteranos). Lo hizo toda la semana, salvo el jueves. El viernes, los jugadores del Escogido debían de salir al terreno a entrenarse a las 4:00 pm, pero el bateador de 679 cuadrangulares en el Big Show estaba a las 3:00 pm tomando práctica de bateo con la máquina. Luego se entrenó con el grupo.
Acostumbrado a jugar durante dos décadas en estadios que son joyas de la ingeniería, poco le han importado a Pujols las limitaciones de recintos como el Tetelo Vargas. Está tan disponible como cuando Tony La Russa le dio la primera oportunidad en 2001.
“He jugado con peloteros de un nivel extraordinario como Edwin Encarnación, José Ramírez, Francisco Lindor, Starling Marte. Pero Pujols es mi pelotero favorito y para mí el mejor bateador latino de la historia, solamente trato de vivir el momento, estar en un line-up con Albert Pujols es algo extraordinario”, dice González, que ha jugado en Cleveland y Pittsburgh.
“Se respetan los rangos, es un tipo que llega hasta donde tu quiera, si necesitas algo está ahí, también te respeta a ti, a parte del gran jugador que es también es tremendo ser humano”.
Pujols, que ha cobrado más de US$350 millones en su carrera, pasa los días del hotel al estadio.
La próxima semana viajará a los Estados Unidos, pero tiene previsto regresar. En su entorno aseguran que está muy esperanzado en que en el nuevo pacto laboral el bateador designado sea universal, pero que su plan B es convencer a algún equipo en reconstrucción de que puede aportarle, a menos con el atractivo de acercarse a los 700 vuelacercas.
“Uno aprende de cada cosita, él mismo está aprendiendo en esta liga. Es un muchacho humble (humilde), tranquilo, que uno puede ir en cualquier momento y hablarle”, dice Beltré, ahora de rojo tras una larga carrera con el Licey y luego los Toros.