Vivian Jacobo, directora de la Oficina del Servicio Nacional de Empleo (Senae), reveló que esa bolsa no solo está compuesta de desempleados, sino también de “ciudadanos que buscan mejoras salariales, en pluriempleo y desempleados que se inscribieron, pero que en el transcurso consiguieron trabajo”.
Por medio de la bolsa de empleos, las empresas pueden buscar los perfiles que requieran de los solicitantes.
Sin embargo, todavía el Ministerio de Trabajo no indica la cantidad de ciudadanos que fueron beneficiados con empleos en las últimas tres ferias realizadas en la capital.
Durante el mes de julio, el Ministerio de Trabajo ha realizado varias ferias de empleos, con la intención de contribuir con el desarrollo y crecimiento profesional de los ciudadanos, especialmente miles de jóvenes interesados en conseguir su primera plaza.
Las jornadas realizadas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la propia sede del Ministerio de Trabajo y la del programa Supérate en la plaza Sambil, estuvieron marcadas, principalmente, por la participación de miles de jóvenes universitarios que apenas inician sus estudios, en muchos casos, con el deseo de encontrar el suspirado primer empleo.
Son jóvenes recién graduados, hundidos en la desesperación de no hallar un trabajo en el que puedan poner en práctica lo que estudiaron, y otros con años de haber concluido su etapa de educación superior con sed de encontrar cualquier ocupación.
Pero también, en las ferias, fue perceptible la postulación de mayores de 40 y hasta 55 años de edad, que no dieron su brazo a torcer y sin titubeos entregaron su hoja de vida llenos de esperanza a los empleadores.
A la realizada el pasado miércoles 13 de este mes con sede en la Oficina Territorial de Empleo del edificio gubernamental, para el sector aeronáutico, desde Haina (San Cristóbal), Bernarda, de 53 años de edad, se trasladó con la visión de irse con un empleo, sin embargo, “fue preseleccionada”.
“Después de los 35 años nadie te quiere. Yo siento una frustración…, pero me arriesgo y no me canso de solicitar”, dijo la mujer con un tono muy bajo, casi susurrando, al momento de entrar a conversar con el personal de recursos humanos de una aerolínea, por miedo a que sus palabras pudieran ser escuchadas por las autoridades allí presentes.
Fácil aplicar, difícil lograrlo
Las jornadas de empleos son solicitadas por empleadores, a través del Ministerio de Trabajo, que sirve de intermediario y monta la actividad.
Las convocatorias son anunciadas a través de la prensa escrita y redes sociales. Allí se comparten los puestos de trabajo disponibles con los requisitos de acuerdo al perfil que buscan las compañías, sin especificar en ninguno de los casos los salarios.
Algunas de las empresas que participan en estas ferias quieren personal a futuro, no para el momento, pero con su intervención buscan crear una base de datos con los perfiles de los solicitantes al ofertar sus vacantes, como precisó una de las empresas en la feria de Supérate. Aun cuando pareciera fácil aplicar, lograr un puesto es lo difícil.
Por orden de llegada, se les da un turno numérico y se les entrega un formulario a los solicitantes. Aunque se acepta a todos los ciudadanos sin discriminación, en el formulario hay que colocar algunas especificaciones como datos personales (edad, si posee alguna discapacidad), experiencia laboral, aptitudes, competencias, y habilidades que tienen (idiomas, formación académica) y por los puestos que aplican.
Luego de llenar el formulario de registro, un comité de la Oficina Territorial de Empleo hace una depuración para dirigir a los postulantes a los lugares que más se adaptan a su perfil y a lo que califican.
Acto seguido, el ciudadano entra a las aulas o quioscos donde aguardan las compañías y que se encuentran alineados en un área específica, para dejar la documentación y sostener una entrevista.
Las audiencias con el personal de gestión humana de las empresas tienen una duración de 10 o 20 minutos, “dependiendo del perfil del entrevistado”. La conversación gira en torno al puesto que quiere el candidato. Hay excepciones con las audiencias que son en inglés. Estas se llevan más tiempo porque se realizan test escritos y orales (lecturas en voz alta en inglés con el fin de examinar la fluidez y buena pronunciación).
La compañía hace una preselección, y posteriormente, llamará a sus instalaciones al ciudadano para una cita oficial.
Un postulante puede dejar más de un currículum en las diferentes casetas de las empresas o ir expresamente hacia la empresa que tiene la plaza que le interesa.
El perfil de las vacantes o los requisitos mínimos para un candidato que más priman en las plazas ofrecidas en estas convocatorias son ser bachiller, estudiante universitario o graduado, experiencia de uno y tres años en el área que desea aplicar, “disponibilidad inmediata”, conocimientos del paquete de Office, inglés intermedio o avanzado, buenas relaciones interpersonales y hasta vehículo propio (caso de vacante ofertada para el puesto de ejecutivo, promotor y supervisor de negocios).
De ahí que el perfil de un postulante cuente con competencias, cualidades personales y habilidades profesionales obligatorias.
El joven Sterling Cabral fue uno de los que se devolvió de la jornada de compañías aeronáuticas.
“Es bueno que haya oportunidades de ferias de empleos para jóvenes, pero deben tener en cuenta, especialmente el Ministerio de Trabajo, de que sean trabajos de calidad para lo que ellos piden”, manifestó.
Confusión en aspirantes
Cuando se habla de feria de empleos, lo tradicional es que se trate de un lugar para conocer a muchos empleadores potenciales, sin embargo, en la celebrada en el Ministerio de Trabjo había sólo una compañía del sector aeronáutico ofreciendo plazas en tres áreas.
CIFRAS
1,700 postulantes.
La feria de la UASD ofreció sólo 1,200 vacantes, y al lugar se apersonaron más de 1,700 postulantes. Las autoridades se vieron en la obligación de cerrar las puertas en un momento determinado y dejar de admitir personas.
600 hojas de vida.
Algunas empresas llegaron a duplicar su tope de interesados. Sin precisar cuál compañía, Vivian Jacobo, directora de la Oficina del Servicio Nacional de Empleo (Senae), declaró que necesitaba solo 120 personas y se fue con unos 600 currículos.
3,000 vacantes.
Del mismo modo, en la de Supérate, que tuvo lugar en Sambil, había 3,000 vacantes y casi 4,000 postulantes acudieron en busca de un empleo. Desde las escaleras eléctricas que conducían hacia el último piso del centro comercial, una fila que daba seis vueltas se adueñaba de toda el área perimetral de la planta.