En un telegrama, el papa le pidió al obispo J. Mark Spalding, de la diócesis católica de Nashville, remitir sus “sentidas condolencias” y asegurar a los habitantes que los acompaña con sus plegarias.
El papa “se suma a la comunidad entera en llorar a los niños y adultos que murieron y los comenda al abrazo amado de Jesús el Señor”, dice el telegrama, que fue enviado por el secretario de Estado del Vaticano en nombre del pontífice.
La policía dice que un exalumno de 28 años llegó a la escuela The Covenant School el lunes en la mañana, reventó a balazos las puertas de cristal y acribilló a tres niños de 9 años, a un guardia, a una maestra sustituta y a la directora del plantel. Las autoridades no han determinado el motivo del agresor, pero dicen que no iba en busca de una persona en particular.
El alcalde de Nashville John Cooper declaró en una nota de prensa que la vigilia del miércoles en la tarde será “para llorar y honrar las vidas de las víctimas, y dar apoyo a los sobrevivientes y a las familias”. Se prevé que en el evento hablarán el jefe de la Policía Metropolitana de Nashville, John Drake, y otros funcionarios.
Las autoridades han identificado a los niños fallecidos como Evelyn Dieckhaus, Hallie Scruggs y William Kinney. Los adultos fallecidos eran Katherine Koonce, de 60 y la directora del plantel; la maestra sustituta Cynthia Peak, de 61 años y el guardia Mike Hill, de 61.
El suceso ha provocado una lluvia de mensajes y proclamas de apoyo.
“Ha habido una cantidad innumerable de reuniones de plegarias y de llantos para suplicar por alivio y consuelo”, declaró el pastor George Grant, un líder del Presbiterio de Nashville que está vinculado con la escuela.
“Mientras los políticos y comentaristas tratan de buscar sentido donde no lo hay, nosotros no estamos preguntando por qué. Sabemos el por qué. Es porque vivimos en un mundo roto y fallido”, expresó.
En un blog el miércoles, Grant recordó cómo los reportes del tiroteo interrumpieron una reunión de planificación del presbiterio que incluía a Chad Scruggs, pastor de la Covenant Presbyterian Church y padre de una de las víctimas
“Salimos todos al pasillo, aturdidos, los ojos colmados de confusión, horror y dolor (…) Nuestra peor pesadilla era ahora realidad”, escribió Grant.