Una mujer británica ha sido condenada a siete años de cárcel por tener a su hija escondida en un cajón bajo su cama desde su nacimiento hasta poco antes de cumplir los tres años. La niña, desnutrida y deshidratada, fue encontrada por los servicios sociales en el condado de Cheshire y diagnosticada poco después con malformaciones físicas y el desarrollo mental de un bebé de 10 meses.
“Usted privó a esa niña pequeña de una dieta apropiada, de cualquier muestra de amor y afecto, de interacción con otros y de atención médica”, espetó el juez Steven Everett en el momento de dictar sentencia. “Las consecuencias para la niña fueron catastróficas físicamente, psicológicamente y socialmente”.
El juez aseguró, a partir del testimonio de su cuidadora, que la niña está “volviendo poco a poco a la vida después de haber sido condenada poco menos que a una muerte en vida en aquella habitación”. “Esta niña ha sido privada de sus más elementales derechos, como ver la luz del día o respirar aire fresco, y su madre no ha sabido dar una justificación clara”, declaró durante el juicio la fiscal Rachel Worthington.
La madre, cuya identidad no ha sido revelada para proteger a sus otros dos hijos, asegura que decidió “esconder” en su día a la niña porque había sido el producto de “una relación abusiva” y no quería que su padre supiera que se había quedado embarazada.
La niña nació en el 2020 en una bañera en el hogar familiar y nunca fue registrada y ni siquiera respondía a un nombre. Desde su nacimiento durmió en el cajón bajo la cama, donde pasaba todo el tiempo tumbada. Era incapaz de caminar y de hablar y nunca había mantenido contacto con nadie salvo su madre, que la alimentaba básicamente con leche infantil y Weetabix.
La madre ocultó su existencia a sus propios hermanos y a su compañero sentimental, que casualmente la descubrió en el 2023 al entrar un día en la casa y escuchar ruidos en una habitación en la permaneció encerrada las últimas semanas. El hombre alertó a los servicios sociales, y una cuidadora describió así la escena durante el juicio. “No podía creer los que veía: una niña pequeña sentada en un cajón bajo la cama y haciendo movimientos extraños. “¿Es ahí donde la tienes?”, pregunté, y me dijo que “sí”. “¿Alguien más la ha visto?”, volví a preguntar, y dijo “no”. Resultaba aterrador pensar que quizás yo fuera la primera persona a la que veía en su vida además de su madre”.
Otra cuidadora, que está ahora a su cargo, narró durante el juicio los progresos de la niña a lo largo del último año: “Ha dado su primer paso, ha pronunciado su primera palabra. Ha montado por primera vez en un columpio y ha pasado con nosotros las primeras navidades. Es muy triste pensar que todo es lo “primero” para ella, como si no hubiera tenido vida antes”.