HomeInternacionalesUn manotazo, una sonrisa forzada y otro lío para Macron

Un manotazo, una sonrisa forzada y otro lío para Macron

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Emmanuel Macron vuelve a ser noticia, y no precisamente por sus decisiones políticas. Esta vez, el protagonista del revuelo es un gesto aparentemente inofensivo (o no tanto) de su esposa, Brigitte. La escena: la pareja presidencial bajando del avión en Vietnam, cuando una cámara capta un gesto rápido —¿broma, enfado o simple descoordinación?— en el que Brigitte parece darle un manotazo a su esposo. Y sí, claro, las redes explotaron.

Brigitte Macron protagoniza momento incómodo con el presidente francés a su llegada a Vietnam

No ayudó mucho que el equipo de comunicación del Elíseo pareciera sacado de una comedia de enredos. Primero dijeron que el video era falso, un montaje hecho con inteligencia artificial. Luego rectificaron (con cara de “metimos la pata”) y reconocieron que sí, que el video era real, pero que todo se trataba de una “pelea de cansancio” tras un largo vuelo. Para rematar, vino la versión definitiva: “un momento de complicidad conyugal”.

Pero el daño ya estaba hecho. En X (antes Twitter) y otras redes, especialmente las alineadas con narrativas prorrusas, el supuesto bofetón se convirtió en la comidilla del día. A nadie le importó demasiado el contexto: la imagen del “golpe” ya circulaba por todo el mundo.

No es la primera vez que Macron y su esposa son blanco de rumores y teorías dignas de tabloide. Desde que él llegó al poder en 2017, han tenido que lidiar con campañas de difamación —algunas tan absurdas como aquella que aseguraba que Brigitte en realidad era un hombre disfrazado—, muchas veces atribuidas a operaciones de desinformación con sello ruso. Más recientemente, se habló incluso de que Macron, junto al canciller alemán y el primer ministro británico, habían consumido cocaína en un tren rumbo a Kiev. Todo fue desmentido en tiempo récord, pero el daño simbólico quedó.

Ante la creciente polémica, Macron salió a apagar el incendio en persona. Sonriendo ante los periodistas que lo acompañan en su gira por el sudeste asiático, minimizó el asunto con un aire de “ya estamos acostumbrados”:
—Mi esposa y yo estábamos simplemente bromeando. Nada más. Últimamente ya nos han inventado historias absurdas, como lo de la cocaína o supuestas tensiones con Erdogan. Todo es falso. Hay que dejar de hacerle el juego a quienes quieren hacernos daño.

Pero lo que realmente preocupa en el entorno del presidente no es tanto la anécdota del avión, sino la sucesión de errores en comunicación, justo cuando varios asesores clave están saltando del barco. La sensación en París es que Macron no solo enfrenta rumores malintencionados, sino también un desgaste interno que empieza a notarse… y a doler.

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