Colombia enfrenta un nuevo episodio de violencia política que ha revivido los fantasmas del pasado.
El precandidato colombiano Miguel Uribe Turbay fue víctima de un atentado con arma de fuego el pasado sábado, según informaron las autoridades en un comunicado preliminar. El hecho se registró en medio de sus actividades políticas, y rápidamente generó conmoción a nivel nacional.
Atención: Miguel Uribe Turbay fue víctima de un atentado en Bogotá
El principal sospechoso del ataque es un joven de tan solo 14 años, cuyo nombre no ha sido revelado por razones legales. Fue capturado en el lugar de los hechos, y cámaras de seguridad lo registraron huyendo con una herida visible en una de sus piernas. Actualmente, el menor está recibiendo atención médica en un centro asistencial.
Aunque las autoridades no han confirmado todos los detalles, medios locales señalan que el adolescente estaba acompañado por una mujer durante el atentado. Esta información, sin embargo, aún no ha sido validada oficialmente.
El presidente Gustavo Petro condenó el ataque y exigió a los organismos de investigación que identifiquen a los autores intelectuales del crimen. Hasta el momento, ni la Fiscalía ni otras entidades competentes han entregado detalles adicionales sobre los avances en la investigación.
El atentado ha evocado dolorosos recuerdos en la historia política de Colombia. Durante la campaña presidencial de 1989, tres candidatos —Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro— fueron asesinados, algunos de ellos por sicarios adolescentes contratados por carteles del narcotráfico o grupos armados ilegales.
La vida de Miguel Uribe también ha estado marcada por la violencia. Su madre, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada en 1990 por el cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar. El grupo buscaba presionar al gobierno para frenar las extradiciones a Estados Unidos. Diana Turbay murió trágicamente durante un fallido operativo de rescate en enero de 1991.
El nuevo ataque contra Uribe Turbay ha generado una fuerte ola de rechazo en todo el país. Líderes políticos, organizaciones sociales y ciudadanos han alzado su voz en defensa de la democracia y la paz, repudiando cualquier forma de violencia para silenciar ideas o intimidar a los representantes públicos.
Mientras el país espera respuestas, el caso refleja con crudeza los desafíos que aún enfrenta Colombia para superar las secuelas de décadas de conflicto y garantizar un ambiente seguro para la participación política.
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