El comandante de la Cuarta Brigada del Ejército de República Dominicana con asiento en Mao, coronel Germán Rosario Pérez, dijo que las operaciones han sido reforzadas en puntos estratégicos fronterizos, caminos, montes, carreteras y que se requisan construcciones y casas abandonadas que pueden servir de refugio a haitianos ilegales.
Sostuvo que las operaciones se realizan con el auxilio de inspectores de Migración.
Rosario Pérez declaró que trabajan sin desmayo las 24 horas para hacer cumplir las leyes migratorias.
El comandante militar indicó que los haitianos que tienen sus documentos en orden no son molestados y que los soldados permiten sin contratiempos su libre tránsito.
El alto oficial castrense reconoció que, muchas veces, haitianos indocumentados se tornan violentos, pero que aun así respetan sus derechos, pero defendiendo a la vez la integridad física de los guardias.
Asimismo, aseguró que reconocen que son seres humanos que por diferentes circunstancias ingresan al país de manera clandestina, pero que las autoridades militares y migratorias tienen que cumplir la ley y que por eso no vacilan en perseguirlos, apresarlos y devolverlos a su país, cumpliendo con todo el protocolo legal y de respeto a sus derechos fundamentales. Muchos de los inmigrantes apresados por el Ejército en las cuatro provincias del Noroeste y repatriados a su país por las autoridades de Migración, advirtieron que buscarán la forma de regresar, porque los secuestros, la inseguridad, la crisis política, falta de alimentos, agua, electricidad, desempleo, tienen a los haitianos desesperados.
Annita Espinarys, una inmigrante haitiana detenida junto a otros de sus compatriotas en una comunidad de Dajabón, proclamó que hace dos meses cruzó la frontera de manera irregular.
Espinarys dijo que reside en City Soleil, de Puerto Príncipe, y que junto a otros haitianos decidieron hacer la travesía usando la ruta Cabo Haitiano, Juana Méndez, hasta cruzar la frontera de Dajabón.
Indicó que decidió emigrar a República Dominicana porque temía ser secuestrada, ya que una de las bandas secuestró a un tío suyo que tenía un pequeño negocio y que para liberarlo pagó un rescate de dos mil dólares y tuvo que entegar a los raptores una camioneta.
“Me dicen que emigró a República Dominicana, mi intención era viajar a Santiago donde tengo familiares, pero hay muchos chequeos y patrullajes militares y no logré hacerlo y en cambio me apresaron y me van a devolver, mala suerte”, lamentó.
Secuestros.
“Mire muchos secuestros, mucha delincuencia, hambre, desempleo, violencia a todas horas, falta de luz, agua, alimentos, escuelas cerradas, cualquiera huye”, apostilló Ouanise Pierre, una inmigrante ilegal que junto a otros esperaba ser devuelta a su país.