El pronóstico de los médicos no era bueno para Louie y Neve, dos pequeños bebés prematuros de Liverpool. Su madre, Laura, de 27 años, tuvo que dar a luz antes de tiempo por los problemas que tenía uno de ellos para desarrollarse en su interior.
Sus dos primeras semanas las pasaron separadas para que Louie, el mayor de los dos, recibiera tratamiento para sus débiles pulmones. Cuando la situación se estabilizó, pudieron estar juntos, primero en la misma habituación y, finalmente, en la misma incubadora.
“Terminaron con los brazos uno sobre otro, las piernas cruzadas y cogidos de la mano”, cuenta la madre, emocionada.