En un incidente que ha conmocionado las redes sociales y reavivado el debate sobre la ética de los creadores de contenido, la tiktoker Natalie Reynolds fue expulsada de la plataforma tras una “broma” que casi termina en tragedia. Reynolds engañó a una mujer sin hogar con problemas mentales para que saltara a un lago prometiéndole 20 dólares, para luego huir cuando la mujer, que no sabía nadar, comenzó a pedir auxilio. Los bomberos tuvieron que acudir al lugar para rescatarla.
Los hechos, que supuestamente ocurrieron en Lady Bird Lake en Austin, Texas, fueron grabados y, al parecer, subidos por la propia Natalie Reynolds a su cuenta de TikTok. En el video, la influencer se ve ofreciendo el dinero a la mujer a cambio de que se lance al agua, asegurándole que era parte de una “búsqueda del tesoro” y que ella también saltaría. Sin embargo, una vez que la mujer se encontraba en el lago y luchaba por mantenerse a flote, Reynolds y su equipo de grabación se retiraron del lugar, dejando a la mujer a su suerte. Afortunadamente, los servicios de emergencia llegaron a tiempo para rescatarla.
Este incidente ha provocado una ola de indignación entre los usuarios de internet, quienes han calificado la acción de Reynolds como cruel, inhumana e irresponsable. Muchos han exigido que se tomen acciones legales contra la influencer por poner en peligro la vida de una persona vulnerable.
Tras la masiva reacción negativa, TikTok actuó rápidamente y baneó la cuenta de Natalie Reynolds. Aunque la influencer ha intentado enmendar su situación, incluso siendo vista llorando afuera de las oficinas de TikTok, la plataforma ha mantenido su decisión. Reynolds ha continuado activa en otras plataformas como Kick, donde realiza transmisiones en vivo, y en sus cuentas de Instagram y YouTube.
Este caso subraya un problema creciente en el mundo de las redes sociales: la búsqueda desmedida de “vistas” y viralidad que lleva a algunos creadores de contenido a cruzar límites éticos y morales. La objetificación de personas en situación de vulnerabilidad, la manipulación y la puesta en riesgo de vidas humanas en aras del entretenimiento son prácticas inaceptables que las plataformas y la sociedad en general deben condenar enérgicamente.
La expulsión de Natalie Reynolds de TikTok sirve como un recordatorio de que, si bien las redes sociales ofrecen un espacio para la creatividad y la expresión, también conllevan una gran responsabilidad. Es crucial que tanto los creadores de contenido como las plataformas prioricen la seguridad, la dignidad y el respeto por todas las personas, especialmente aquellas en situaciones de desventaja, y que establezcan consecuencias claras para aquellos que abusan de su influencia. La viralidad no debe tener un costo humano.
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