Río de Janeiro ha sido una de las ciudades más golpeadas y estuvo al limite de colapsar en sus sistemas de salud y funerario. Con el segundo pico más alto de muertes y contagios, detrás de Sao Paulo, volvió a retomar la mayoría de actividades.
Por más de dos meses, el país tuvo una elevada tasa de más de 1.000 muertes diarias por la COVID-19, a pesar que desde el pasado 7 de septiembre, la tasa se redujo a cerca de 800 por día.
Sin respetar el distanciamiento y sin el uso de las mascarillas a pesar de la sugerencia impartida por las autoridades sanitarias.