En esta edición número 95 de los Premios Oscar, el cine se ha vuelto a vestir de gala. Una noche en la que los rostros de la gran pantalla cobran más protagonismo, y donde no solo se premia a aquellos que aparecen frente a la pantalla, sino también a los que están tras ella, y a quienes hacen posibles estos proyectos en forma de películas.
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Una gala, la de los Oscars, en la que ha habido un protagonista claro, Brendan Fraser, quien se ha llevado el Oscar a Mejor Actor por su interpretación de Charlie en ‘La ballena’, y que en el último año ha vuelto a la esfera pública como si de un ave fénix se tratase, resarciéndose y venciendo todas las adversidades, tal y como ya hacía antes de la muerte de su madre y su guerra en los tribunales por su divorcio, así como la depresión en la que ha estado inmerso.
Unos problemas sobre los que también se ha referido indirectamente el intérprete en sus discursos previos a esta gala, pues no es el Oscar a Mejor Actor el único trofeo que ha recibido, pues ya antes subió a recoger el galardón del Sindicato de Actores de Hollywood, y el que otorga la Crítica Cinematográfica.
“Oh, Dios mío. Gracias a la Academia por este honor y a nuestro estudio por hacer una película como esta. Gracias por arrastrarme a este barco. Caballeros, habéis puesto vuestro corazón tamaño ballena para que podamos ver lo que hay en vuestras almas. Es un honor para mí que me hayan nombrado con vosotros en esta categoría. Empecé en esto hace 30 años y las cosas no han sido fáciles, pero sí conté con algo que no agradecí hasta que dejé de tenerlo. No habría tenido esto sin el resto del equipo”.
“Quisiera decirles que solo las ballenas pueden nadar a la profundidad que solo conocen personas como Hong Chau. Las cosas no siempre han sido fáciles. Quiero dar las gracias por este reconocimiento, porque no habría podido hacerlo sin el resto del equipo. Es como si el aire me llegara solo por un tubito que vigilaban mis hijos, Griffin, Holden y Leland, y a mi gran apoyo, Jeanne. Gracias a todos y cada uno de vosotros”, ha señalado el actor.
Y es que Fraser ha conquistado de nuevo los corazones de los espectadores de la mano de Charlie, un solitario profesor de inglés con obesidad severa, que pesa más de 300 kilos, y que trata de reconectar con su hija adolescente como última oportunidad de redención.
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