Como era de esperar, Melania Trump se ha convertido en una de las protagonistas de la ceremonia de toma de posesión del 47º (y antes 45º) presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Para su gran momento, el mandatario ha escogido traje oscuro, camisa blanca y una corbata granate. Pero, más allá de los clásicos y más repetitivos trajes de los hombres, las miradas en estos eventos se dirigen más hacia ellas, y en concreto hacia la primera dama. La eslovena —quizá también en su particular Blue Monday, que se celebra este lunes— se ha decantado por el azul como color principal de su atuendo. La esposa del presidente ha optado por un diseñador estadounidense no demasiado conocido, aunque habitual en su armario, Adam Lippes, para un atuendo sencillo que ha complementado con un accesorio inesperado y muy protagonista: un sombrero:
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Para combatir los hasta 10 grados negativos de la capital del país, Melania Trump ha llevado un abrigo a media pierna en azul oscuro con ribetes blancos; en el cuello se apreciaba un pañuelo o el lazo de una camisa, en color blanco. Además de medias transparentes y zapatos de tacón a juego, así como guantes negros de cuero en el exterior, la primera dama ha llevado un sombrero de tipo cordobés, también diseñador por Lippes. El de Melania está hecho a medida, pero el precio medio de los abrigos de Lippes está entre los 4.500 y los 5.000 dólares, según su web.
Pero ha sido el sombrero, en azul marino con una cinta blanca, el que se ha convertido en protagonista. Ayudaba a esconder la mirada de la primera dama, que más allá de unas pocas sonrisas de cortesía ha permanecido seria, inexpresiva, como es habitual en ella, durante toda la ceremonia. Además, el sombrero también ha hecho que no bese a su marido tras la toma de posesión. Aunque por las imágenes televisadas, donde se la veía de espaldas, podría parecerlo, un plano frontal ha desvelado que en realidad se han dado un beso en la mejilla y en el aire. El sombrero ha hecho de tope.
Además, y como era de esperar en cuanto alguien se sale mínimamente del guion establecido (la última vez que una primera dama llevó sombrero a una ceremonia fue Hillary Clinton en 1993), la pieza, original, se ha convertido en carne de memes. Se la ha comparado con el eslogan de una pizzería o con un personaje de dibujos animados.
En un comunicado, Adam Lippes ha explicado que “la tradición de la investidura presidencial encarna la belleza de la democracia estadounidense”. “Hoy hemos tenido el honor de vestir a nuestra primera dama, Melania Trump”, ha afirmado en la nota, recogida por Vogue. “El atuendo de la señora Trump ha sido creado por algunos de los mejores artesanos de Estados Unidos y me siento muy orgulloso de mostrar un trabajo así al mundo”. No es la primera vez que Lippes viste a Trump, que ya llevó prendas suyas en el primer mandato de su esposo, pero también en los años intermedios que ha pasado fuera de la Casa Blanca.