Por Meghan Holohan ‑ TODAY
Cuando Marisa Christie llegó al hospital para una cesárea programada para dar a luz a sus trillizos, todo parecía ir bien. Pero poco después de dar a luz, sucedió algo inusual.
“Los médicos habían sacado a los tres (bebés). En realidad, los estaban apoyando sobre mi estómago para realizar un pinzamiento tardío del cordón”, le dice Christie, de 30 años, de Tomball, Texas, a TODAY.com. “Mis brazos volaron hacia arriba y fue entonces cuando mi corazón se detuvo.
Christie había sufrido una embolia de líquido amniótico (AFE), una complicación del parto poco común, pero a menudo mortal. Afortunadamente, los médicos se dieron cuenta de inmediato de lo que estaba sucediendo y comenzaron a estabilizar a Christie. Aun así, pasó una semana inconsciente. Cuando despertó, recibió una noticia impactante.
“Mi marido me dijo: ‘Oye, ya tuvimos a los bebés. Son sanos y geniales’”, recuerda Christie. “Estaba absolutamente aterrorizada… ¿Cómo no iba a recordar haber tenido a mis bebés?”.
Trillizos inesperados y complicaciones en el embarazo
Marisa y Dillon Christie tienen un hijo de 4 años y llevaban dos años intentando tener otro bebé. Finalmente, Christie habló con sus médicos y comenzó a tomar una inyección de activación de la ovulación, que estimula la maduración de los óvulos para ayudar al embarazo.
Estaba emocionada cuando quedó embarazada, pero recibió una noticia inesperada después de su primera ecografía.
“Me dijeron: ‘Estamos bastante seguros de que son gemelos. Puede que haya un tercero escondido’”, dice. “Estaba en estado de shock total”.
Ella “lloró la mayor parte de ese mes” mientras la pareja pensaba en la vida con cuatro hijos.
“Yo pensaba: ‘No hay forma de que podamos hacer esto físicamente’”, dice.
Pronto, su preocupación se convirtió en emoción, a pesar de que estar embarazada de múltiples a veces era difícil. Christie se sentía agotada todo el tiempo y se sentía “muy enferma” durante los primeros cinco meses. Al final de su embarazo, le cansaba estar de pie durante demasiado tiempo.
Luego, se enteraron de que uno de los tres bebés tenía su propio gemelo que nunca se desarrolló y necesitaba someterse a un procedimiento mientras estaba en el útero.
“Nuestro bebé C compartía saco con un gemelo, pero ese gemelo nunca tuvo latidos cardíacos”, explica Christie. “Ese (gemelo) todavía recibía flujo sanguíneo”.
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